Agónica y sufrida victoria de San Lorenzo ante Liverpool: depende de sí mismo para seguir en la Libertadores

Agónica y sufrida victoria de San Lorenzo ante Liverpool: depende de sí mismo para seguir en la Libertadores

Una estampita del Patón Bauza, patrono de Boedo en la Copa Libertadores 2014, se mostraba en lo más alto de la Platea Norte de un Nuevo Gasómetro exultante. Los hinchas de San Lorenzo apelaron a todos sus santos en una noche que parecía engualichada. Dos veces lo ganaba y dos veces se lo empató Liverpool. Hasta que la tercera fue la vencida sobre el final con ese cabezazo milagroso de Gastón Campi para un 3 a 2 que lo hace acariciar la clasificación a octavos de final. Con este resultado ya se aseguró de mínima caer en la Sudamericana, pero con un empate ante Palmeiras en Brasil el jueves 30 le alcanzará para pasar de ronda.

Hubo decisión en San Lorenzo. La idea estuvo fija desde el inicio: ahogar a Liverpool, llevárselo por delante, no dejarlo pensar. Eso hizo. Poco le importó al equipo del Pipi las ausencias de peso (el desgarrado Facundo Altamirano y los suspendidos Jhohan Romaña y Adam Bareiro). Apenas 5 minutos se demoró en desnivelar. Diego Herazo le tiró el camión encima a Kevin Amaro y recuperó la pelota. Nahuel Barrios sacó un derechazo que se fue transformando en un misil teledirigido al travesaño. La pelota picó en la línea y llegó Iván Leguizamón para empujarla de cabeza.

San Lorenzo manejaba tiempo y espacio en el Bajo Flores. Con la ventaja en el marcador controlaba la pelota y acorralaba a un rival que no lograba asomar la nariz hacia el campo azul y rojo. Sin embargo, una macana en defensa, de pronto, le enmarañó el partido al local. Gastón Campi protagonizó una mala decisión, forzó un pase atrás que obligó a Gastón Gómez a tirarse hacia adelante como Superman para rechazar con los puños. El rebote lo cazó Diego García, quien se aprovechó del arco vacío y empató.

Nadie lo vio venir. Teniendo todo a favor, el Ciclón se complicó solito con ese error no forzado que le hizo todo el trabajo a Liverpool. Eso emparejó el juego. La visita se adelantó, se animó a guapearle el encuentro al dueño de casa. Metió piernas fuertes y lo llevó a San Lorenzo hacia sus aguas, las de la rispidez. Los de Boedo se dejaron llevar y se sumergieron en los roces, las patadas, las discusiones.

Foto: EFE/ Luciano GonzálezFoto: EFE/ Luciano González

Le costó volver a concentrarse en a San Lorenzo. Pero lo logró. Y cuando se enfocó de nuevo en el arco de enfrente, volvió a generar situaciones de gol, principalmente por la velocidad de un encendido Leguizamón. Una buena combinación entre el guaraní y Agustín Giay terminó en un centro pasado para la llegada del Perrito y un remate que se fue al lado del palo.

La justicia se hizo antes del descanso. Fue Alexis Cuello, el jugador que no era tenido en cuenta por el Gallego Insua y que de la mano de Romagnoli agarró continuidad, el encargado de hacer un golazo. Se la llevó por la raya izquierda a puro desnivel. Recorrió la línea de fondo, se metió al área, enganchó y la puso al primer palo por abajo de derecha. Si le ponen un marco queda una obra de arte.

Sin embargo, la noche iba a tener otro punto de giro negativo para el anfitrión. Los cambios de Emiliano Alfaro fueron buenos. El ingreso de Franco Nicola (el autor del gol del triunfo agónico en Montevideo) le provocó un gran problema a la defensa santa. Con tres delanteros, Liverpool lo fue a buscar. Y pudo igualarlo otra vez con la definición de Luciano Rodríguez tras una gran asistencia de Agustín Cayetano.

En la siguiente casi se lo da vuelta. Si no fuera por una salvada descomunal del Chila Gómez ante Nicola. Todo era confusión. Hasta que apareció la cabeza de Campi a falta de cuatro minutos tras un córner de Cristian Fereira.

Victoria y delirio en un final sufrido para este San Lorenzo que se anima a seguir soñando.