Alberto Fernández asume el costo político del “vacunatorio VIP” y enfrenta una crisis de Gobierno
La decisión personalísima de Ginés González García de abrir un “vacunatorio VIP” en el ministerio de Salud puede implicar un daño irreparable a la estrategia electoral diseñada por Alberto Fernández para ganar los comicios de octubre y soñar con su reelección en diciembre 2023.
Alberto Fernández echó a Ginés González del Gabinete, pero la crisis del COVID-19 está vigente y el “vacunatorio VIP” usado por los amigos del ministro siempre aparecerá en los medios de comunicación y en las redes sociales afectando su imagen pública.
Carla Vizzotti será ministra de Salud, una decisión presidencial que implica un eventual riesgo político: Vizzotti sabía que Ginés González facilitó a sus amigos las vacunas contra el COVID-19. Y no hizo nada para frenar ese elocuente abuso de poder sanitario.
El fiscal federal Guillermo Marijuan presentó ayer una denuncia penal contra el ahora ex ministro de Salud y Horacio Verbitsky alegando que hubo “una clara manipulación por parte de los funcionarios responsables de la aplicación de la vacuna, quienes contrariando los alcances de las disposiciones dictadas por el Poder Ejecutivo aplicaron las mismas sobre personas que no se encontraban en las listas de prioritarios, sin ningún tipo de justificación”.
Vizzotti como secretaria de Salud viajó dos veces a Moscú para negociar las vacunas y reemplazó a Gines González en múltiples eventos vinculados a la aplicación de la Sputnik V. Una tarea institucional y política que la pone en el mismo rango administrativo del denunciado Ginés González.
El jueves cerca de la medianoche, Alberto Fernández conoció la existencia del vacunatorio montado por Ginés González. Y ayer a la mañana, antes de presentar el Consejo Económico Social, asumió que estaba frente en una crisis política con fuerte daño institucional para el gobierno y su imagen presidencial.
En el CCK, el jefe de Estado aludió a la transparencia, a la solidaridad y a la ética de la democracia. Mientras la mayoría de sus ministros y secretarios comentaban las declaraciones públicas de Verbitsky revelando que Ginés González le había ofrecido la Sputnik V para enfrentar al COVID-19.
Alberto Fernández analizó y debatió con Gustavo Beliz la importancia del Consejo Económico Social, y juntos decidieron cuándo sería presentado en sociedad. Se trataba de un movimiento político que intentaba esquivar la coyuntura y coronar un puñado de iniciativas para poner a la Argentina en el siglo XXI.
La negligencia de Ginés González y el conocido sentido de auto preservación de Verbitsky sepultaron la jugada del Consejo y causaron una crisis política con un poder de daño al Gobierno que aún es difícil de cuantificar.
Alberto Fernández, Santiago Cafiero y Gustavo Beliz durante el anuncio de la creación del Consejo Económico y Social
Tras la presentación en el CCK, Alberto Fernández se encerró en su despacho con Santiago Cafiero, Gustavo Beliz, Julio Vitobello y Juan Pablo Biondi para analizar la mejor decisión política destinada a aplacar las consecuencias públicas e institucionales del “vacunatorio VIP” del Ministerio de Salud.
El jefe de Estado es amigo de Ginés González y antes de resolver su renuncia lo llamó para escuchar su descargo político. El entonces ministro de Salud se corrió de la responsabilidad institucional, acusó a su secretaria privada y dejó a Alberto Fernández con un sabor amargo y un humor personal imposible de contener.
Cafiero pidió la renuncia a Ginés González en nombre del Presidente. No había otra salida en un escándalo que creció minuto a minuto cuando se conoció que el ministro había ofrecido las contadas vacunas rusas a legisladores oficialistas, médicos amigos y a empresarios del interior con sus familiares más cercanos.
Hoy a las cinco de la tarde, en Olivos, Vizzotti asumirá en reemplazó a Ginés González, que ya decidió faltar a la cita oficial. La ministra no tendrá una tarea fácil: Ginés González es su mentor, y además estaba al tanto de lo que sucedía en el “vacunatorio VIP”. Es decir: puede ser denunciada por la justicia federal y la oposición exigirá su interpelación en Diputados.
Sin embargo, frente al alcance de la crisis oficial, Alberto Fernández pagará todos los costos. Ginés González cometió incontables errores políticos que fueron perdonados por el Presidente. Y cuando el escándalo ya era incontrolable, se refugió en su despacho del ministerio rezando que el presidente perdone sus actos sobre la base de 40 años de militancia compartida.
No sucedió.
Y ahora Alberto Fernández cuantifica los daños para saber si su plan electoral se mantuvo en pie, o quedó arrasado por los efectos colaterales del COVID-19.
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