Vladimir Putin busca poner fin a la “Operación Z” y ordenó el ataque final sobre Kiev
Las declaraciones de los representantes de Moscú en las negociaciones con funcionarios ucranianos afirmaron el pasado miércoles que una nueva ronda de conversaciones podría efectuarse éste fin de semana. Sin embargo, de acuerdo a los informes de inteligencia europeos que dispone la Oficina de información estratégica de la Unión Europea (UE), el presidente Vladimir Putin mantiene su posición de continuar la guerra hasta destituir al primer mandatario ucraniano Zelensky y cumplimentar lo que considera vital para su campaña militar por “desnazificar” Ucrania como sostiene la posición rusa. Para ello, el presidente Putin ha ordenado profundizar de forma implacable los bombardeos de la aviación militar y de su artillería sobre varias ciudades adyacentes a Kiev.
Según funcionarios militares de la Organización del Atlántico Norte (NATO por sus siglas en inglés), la estrategia delineada por Putin se focaliza en aniquilar la resistencia de las fuerzas ucranianas y tomar el control de todo país por cualquier medio que sus generales consideren necesario. Así, son escasas las expectativas positivas sobre una nueva ronda de conversaciones entre Moscú y Kiev. Sin embargo, más allá de juzgar necesario un alto al fuego que ponga fin a la escalada militar, la comunidad internacional también busca resolver la crisis humanitaria que trepó a niveles gravísimos en los que se estima que más de dos millones de personas han sido desplazadas de sus ciudades y hogares.
En lo estrictamente humanitario, un asesor cercano del presidente Zelensky, Mykhailov Podoliyak, manifestó que mantiene esperanzas de lograr avances -al menos- en aspectos que permitan mejorar la logística en los corredores humanitarios para brindar seguridad a los civiles evacuados de las ciudades y pueblos cercanos a Kiev que se encuentran bajo fuego indiscriminado de la artillería rusa. “Ellos han escogido bombardear de manera criminal poblaciones civiles donde no opera nuestra resistencia y hacen lo propio con personas que se dirigen a la zona de frontera con Polonia con un ensañamiento que nunca hubiéramos imaginado. Están matando ancianos, mujeres y niños; no están causando bajas en los hombres que por voluntad o por pedido del presidente se han quedado para defender Kiev; declaró Podoliyak. Al mismo tiempo, la agencia de noticias Sky News confirmó el jueves que ataques aéreos rusos mataron esta semana a 14 personas en una panificadora a ocho kilómetros de Kiev y que volvieron a ser blanco de bombardeos Mykolayiv, una ciudad portuaria situada estratégicamente entre Kherson y Odessa, que ya cayeron en poder de los rusos hace cuatro días.
Ante la ofensiva ampliada de Moscú, las fuerzas ucranianas respondieron logrado retomar el aeropuerto de Mykolayiv así como la ciudad de Chuhuiv, que en los últimos días estuvo sometida a masivos y devastadores ataques con cohetes y misiles que generaron cientos de víctimas, entre las que se contabilizaron 12 niños.
También la emisora Free Europe Radio, confirmó que las fuerzas de ocupación de Moscú asesinaron al alcalde de Hostomel, Yuri Prylypko, junto al funcionario murieron tres de sus colaboradores durante una operación de tropas especiales rusas que tomaron la ciudad y tenían como blanco principal al alcalde. Según fuentes locales, Prylypko se encontraba distribuyendo pan y medicamentos a civiles al momento del ataque mortal cuyas circunstancias no habían sido confirmadas de inmediato por las autoridades ucranianas.
El comunicado de las fuerzas armadas rusas dio a conocer que la muerte del funcionario se produjo en el marco de un enfrentamiento con una Unidad de comandos especiales de Moscú y refirio a un encarnizado combate de los efectivos rusos con un grupo de resistentes encabezados por el propio alcalde. Mientras tanto, un comunicado del gobierno central ucraniano en Kiev, ofreció un informe de la situación el día viernes en la mañana en la ciudad costera de Mariupol que continúa siendo asediada por artillería e infantería de Moscú a pesar de haber caído bajo control de las tropas de Putin hace días. No obstante, la resistencia ucraniana está exigiendo a las tropas rusas que deben librar combates casa por casa en cruentos enfrentamientos cuerpo a cuerpo para hacerse definitivamente con la ciudad.
La resistencia busca mantener y elevar el espíritu patriótico de su gente para confrontar lo que denominan “ocupante ruso”. En ambos casos, los informes sobre las acciones se condicen con la estrategia de las guerras de asedio y desinformación a la antigua. No obstante, lo cierto es que en la mañana del viernes; según la Cruz Roja, unos 150.000 residentes de Kiev se desplazaban para abandonar la ciudad en dirección a la frontera polaca.
Al mismo tiempo, los funcionarios de la Cruz Roja manifestaron su temor, al no disponer de informacion fehaciente sobre si esas personas estarán seguras a través del corredor humanitario que se estableció en la primera de las reuniones de las partes en Bielorrusia y que finalmente los rusos no respetaron al abrir fuego sobre población civil causando un número indeterminado de muertos.
También Funcionarios de la UE se manifestaron preocupados por la situación de los hospitales de las ciudades ucranianas que al día viernes se encuentran frente a la falta de antibióticos e insumos que obligan al personal médico a trabajar en situaciones de emergencia, incluso sin disponer de medicamentos básicos como analgésicos. La capital no esta siendo ajena a estas carencias, Kiev ha ingresado en fase de racionamiento de agua y combustible, sus supermercados padecen desabastecimiento de productos básicos para la alimentación. Varias representaciones diplomáticas y sus consulados ubicados en zonas periféricas al centro de la ciudad fueron blanco de artillería y obuses rusos. Así lo informó la prensa griega ayer al señalar que tres de sus funcionarios consulares que aún permanecen allí debieron buscar refugios anti-bombas para ponerse a salvo.
Según el Ministerio de guerra ruso la ciudad portuaria de Odessa, un punto clave en materia estratégica por su ubicación frente al Mar Negro, está al caer en manos de las fuerzas de Moscú, lo que equivale a que Ucrania perdería de un momento a otro su salida al mar en el sur de su territorio. El asalto naval final sobre Odessa se espera que ocurra en pocas horas, dos docenas de naves de guerra rusas se encuentran ancladas allí con 12.000 infantes de marina que Moscú utilizara para lanzar el asalto anfibio final después del bombardeo de saturación que está llevando adelante por estas horas y desde el pasado miércoles.
Según una fuente de inteligencia europea, el presidente Putin quiere acortar los tiempos de su victoria militar. A dos semanas de iniciada la “Operación Z” el líder ruso no está conforme con su retraso y las próximas horas indicarían en que dirección se moverá el escenario militar. Sin embargo, las tensiones han crecido por los informes conocidos en la madrugada que -aunque sin confirmar por Moscú -, indican que un ataque ucraniano a un barco ruso pudo dar inicio a una contra-ofensiva en Odessa con la intención de mantener abierta la única vía marítima por la cual Ucrania podría recibir los 27 aviones de combate MIG 29 de parte de Polonia. En relacion a estos hechos el vocero del Comando de Operaciones Militar Regional de Odessa, Serhi Bratchuk, desmintió una publicación rusa que indicaba que la resistencia de Odessa entraba en sus horas finales; por el contrario, declaró el vocero, la fuerza del comando regional de Odessa está llevando adelante una contra-ofensiva sobre la marina de guerra del invasor donde uno de sus barcos fue hundido y otros dos averiados seriamente.
En dirección a la cuestión militar un funcionario de la Unión Europea contactado por Infobae declaró solicitando anonimato que “la aceleración de la ofensiva rusa en territorio ucraniano está en marcha por tierra mar y aire y se manifiesta de forma notoriamente activa en las últimas horas”. La misma fuente, agregó que a pesar de las declaraciones y videos publicados por las fuerzas ucranianas, los tanques de Moscú se encuentran a las afueras de Kiev; de hecho el jueves por la tarde el primero de ellos fue destruido por la resistencia a menos de dos kilómetros del centro de la capital y las ciudades más importantes del país han caído o caerán en manos rusas en las próximas horas. Putin quiere acabar la operación en el menor tiempo posible, ya no le resulta favorable continuar su guerra de nervios y asedio. Dijo el funcionario europeo.
El temor de la UE en ese escenario es que Rusia pueda apelar a las armas químicas o biológicas, ya sea de forma directa o a través de una planificada provocación de “falsa bandera” dentro de Ucrania. La Casa Blanca sospecha en la misma dirección al igual que la OTAN, que dispone de información de inteligencia sobre una denuncia efectuada por Moscú acusando a los nacionalistas ucranianos de haber recibido 80 toneladas de Amoniaco. Puertas adentro, oficiales de la OTAN saben que Vladimir Putin es capaz de fraguar una operación de esa naturaleza como las que ayudó a ejecutar en Siria a su aliado Bashar Al-Assad, quien hizo uso de esa modalidad lanzando al menos cuatro ataques con ese tipo de armas químicas sobre poblacion civil siria desarmada para culpar luego a los rebeldes del Ejército Libre Sirio.
Mientras la peligrosidad del escenario se profundiza, el segundo hombre fuerte de Moscú, el canciller Sergei Lavrov, que ha estado involucrado activamente en las conversaciones de Viena para reflotar el Acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán, se congratulo por el éxito ruso en ayudar a Teherán a obtener “muchas más concesiones de parte de Washington de las que Irán esperaba conseguir” debido a la operación militar rusa en Ucrania a las que relaciono con Viena. Lavrov declaró a la agencia rusa de noticias el jueves: “Nuestros amigos chinos también fueron muy útiles como negociadores asociados a Rusia e Irán y ahora podemos confiar los tres en el uno y el otro en muchos puntos comunes a través de los esfuerzos conjuntos para hacer retroceder a los estadounidenses y a los europeos”. Por toda respuesta a las declaraciones de Lavrov y a la peligrosidad que manifiestan, el secretario de Estado Antony Blinken declaró a la prensa de su país que las sanciones occidentales contra Rusia no tienen nada que ver con el acuerdo con Irán. Sin embargo, Moscú es consciente de la debilidad mostrada por los estadounidenses ante el deseo de la administración Biden de volver al acuerdo que el presidente Trump abandonó en 2018, razón por la cual, Lavrov continúa jugando el juego de tensar la cuerda en busqueda de obtener más concesiones de Washington ante lo que Rusia e Irán consideran una administración de las más débiles que han ocupado el Salón Oval en los últimos 40 años.
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