Histórico: el consumo de carne de cerdo superó los 20 kilos por habitante al año
La ganadería porcina es una de las actividades agropecuarias que más crecieron en las últimas décadas, con muy importantes subas en casi todos sus índices. En el sector creen que continuarán por este sendero y el despegue de la actividad a principios del milenio posicionó a la carne de cerdo como un alimento confiable en la mesa de los argentinos, que a medida que pasan los años, comienza a ganar protagonismo y lugar, reemplazando a la carne vacuna.
Tal es así que el consumo interno per cápita de la carne de cerdo alcanzó niveles históricos en septiembre, ubicándose, según mediciones de la consultora especializada en el sector porcino JLU, en 20,5 kilos por habitante al año. Sin dudas, este récord adquiere mayor magnitud si se lo compara con las cifras de principios de 2000. Por ejemplo, en 2002 se consumían a nivel local 4 kilos de proteína porcina, de los cuales tres eran a través de chacinados (fiambres, chorizos, etc.) y uno en carne fresca. Hoy no solamente la ingesta casi cuadruplica a los valores de dicho año, sino que también dio vuelta la lógica de consumo: 18,5 kilos son de carne fresca, mientras que solo 2 corresponden a chacinados.
Una década atrás el valor de la carne de cerdo era igual o mayor que el de la vacuna, pero que en la actualidad, diferentes cortes porcinos comparados con las bovinos se ubican entre un 35% y 60% por debajo
Cabe mencionar que la citada estimación se ubica por encima de lo calculado oficialmente. De hecho, para el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca el consumo por habitante al año en agosto era de 16,16 kilos. Sin embargo, la consultora suma a sus proyecciones el volumen que se comercializa en “negro”, que varía entre un desfasaje que va del 18% al 25% y que haciendo un seguimiento de “algunas variables de consumo de la producción, como los núcleos alimenticios o los productos veterinarios” arriba a otro resultado, explicó su director, Juan Uccelli.
En diálogo con Infobae, el consultor marcó las tres claves que dieron lugar a este crecimiento exponencial en el consumo, que si bien todavía se encuentra lejos de los 45 a 50 kilos que se consume de carne vacuna o aviar, su rápido avance hace prever que su participación aumentará. Uno de los factores de impulso fue el incremento de la oferta, no solo en lo que respecta a la producción, sino en los comercios, que incorporaron la carne fresca a sus góndolas. Otro factor fue la desmitificación de los males que supuestamente generaba su ingesta. Pero el más importante, sin dudas, es la cuestión económica.
Relación de exportación y producción de carne de cerdo. (Fuente: JLU Consultores)
Según relató Uccelli, una década atrás el valor de la carne de cerdo era igual o mayor que el de la vacuna, pero que en la actualidad, diferentes cortes porcinos comparados con las bovinos se ubican entre un 35% y 60% por debajo. “Cuando hay bolsillos tan flacos como los de los argentinos, la opción de cambiar una carne de manera no tan drástica, ya que se puede cocinar de la misma forma yo utilizarla para los mismos tipos de comida, el ahorro se convierte en la principal razón”, dijo el experto.
“Los argentinos somos básicamente carnívoros, lo único que hemos hecho fue cambiar la participación”, apuntó el también ex presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) y auguró que “si la carne de cerdo sigue manteniendo esta diferencia tan importante con la carne vacuna, para 2030 vamos a llegar a los 30 kilos”.
Se realizaron estudios que demostraron que la costillita de cerdo aportaba los mismos niveles de colesterol con una pechuga de pollo
Por el lado de la “desmitificación” de la carne porcina, Uccelli comentó que entre 2005 y 2006 se realizó una campaña de divulgación respecto al alimento que buscaba dar por tierra las creencias de que la carne tenía mucha grasa, colesterol y que caía mal. En este sentido, se realizaron estudios que demostraron que la costillita de cerdo aportaba los mismos niveles de colesterol con una pechuga de pollo.
Eso fue acompañado por un proceso de expansión de la actividad. Argentina produjo el año pasado 800.000 toneladas y todo indica que 2021 cierre con un aumento en el volumen. En los primeros 9 meses del año la cantidad de cabezas faenadas creció 6,1% respecto al mismo período de 2020, mientras que la producción de carne tuvo un incremento del 5,8 por ciento.
Exportaciones
No obstante, y al contrario de lo que está sucediendo en el mercado interno, las exportaciones en el tercer trimestre del año se desplomaron. De acuerdo a los datos aportados por la consultora, los despachos de carne de cerdo cayeron en el mencionado período más de un 80% en la comparación interanual. Acumulan una merma del 8,9% en los primeros nueve meses del 2021.
En el período comprendido por los meses de julio, agosto y septiembre la comercialización de carne porcina al mercado internacional registró una baja interanual del 83,23%, al pasar de 14.033 toneladas en dicho período de 2020 a 2.354 toneladas en la actualidad. Además, en los primeros 9 meses del presente año se exportaron 28.468 toneladas, contras las 31.891 toneladas del mismo período de 2020.
Fuerte caída de las exportaciones de carne de cerdo. (Fuente: JLU Consultores)
Con los siguientes registros, el sector proyecta que el 2021 cerrará con la primera caída en exportaciones desde que la Argentina comenzó a comerciar al exterior carne de cerdo en 2017. Al respecto, Uccelli estimó que los embarques finalizarán este año con un volumen de 35.000 toneladas (7.000 toneladas menos que en 2020), cuando se esperaba alcanzar el récord de 60.000 toneladas. En materia de ingreso de divisas, el sector porcino aportará por las exportaciones cerca de 85 millones de dólares, contra los 105 millones de dólares del año pasado.
El especialista señaló que la baja de las exportaciones se explica por una menor demanda de China, que actualmente significa el 80% de las ventas al exterior que realiza la Argentina, y también hay un efecto de la merma en los precios internacionales. Al respecto, los aumentos en los precios del maíz y la soja, principal fuente de alimentación de los cerdos, derivó que muchos productores chinos salieran del circuito por las pérdidas que dicha situación provocó.
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