El calvario de Demi Moore: obsesión por el cuerpo, dietas extremas, cirugías y entrenamiento militar

El calvario de Demi Moore: obsesión por el cuerpo, dietas extremas, cirugías y entrenamiento militar

“No se parece a Demi Moore”, “Tiene que decir quién fue el que le hizo ese desastre en la cara”, “Su cirujano debería ir preso”, “Se ve horrible, se arruinó para siempre”… Los comentarios en las redes después de ver a la actriz de 58 años en la pasarela de la última colección de Fendi fueron impiadosos. No es que no esté acostumbrada: pese la revolución del #MeToo, el aspecto físico de las mujeres públicas no ha dejado de estar bajo escrutinio, y el de ella lo estuvo durante toda su carrera.

Algo cambió sin embargo en esta Demi Moore que enfrentó las cámaras al día siguiente del desfile en una entrevista con Naomi Campbell en la que, a cara lavada y sin siquiera referirse a la polémica, demostró que por fuera seguía siendo la misma que en los noventa corrió el techo de cristal de Hollywood como la actriz mejor paga de su generación. Lo cuenta en su biografía “Inside Out”, que publicó en 2019: si durante años sufrió e hizo propia la obsesión de los otros con su cuerpo, pudo ponerle un freno tras aprender con dolor a sentirse bien con ella misma. Su reacción frente a las críticas por su supuesta cirugía es parte de ese gran “basta” de una mujer a quien la opinión pública le hizo pagar caro cada mandato que rompió.

Demi Moore en General Hospital, la serie de 1982 Shutterstock

Demi Moore en General Hospital, la serie de 1982 Shutterstock

“Cuando era más joven, sentía que nadie iba a quererme si no me entregaba. Sentía que mi valor estaba atado a mi cuerpo”, dijo al presentar sus memorias la actriz que marcó un antes y un después al posar desnuda y embarazada de ocho meses de su segunda hija, Scout, para la tapa de Vanity Fair que inmortalizó la lente de Annie Leibowitz. Con el título “More Demi Moore” (un juego de palabras con su apellido, “Más Demi Moore”), aquella edición de 1991 que llegó a los kioscos cubierta de una bolsa negra, como si se tratara de pornografía, vendió un millón de ejemplares y cambió la manera de ver el cuerpo de las mujeres durante el embarazo, que hasta entonces era considerado un tabú, algo a reservar para la intimidad y esconder debajo de vestidos aparatosos. “En este país la gente no quiere aceptar la maternidad y la sensualidad –decía por entonces la actriz ante las críticas–. Tienen miedo de imaginar a una embarazada sexy. Es curioso que cuando das a luz te consideran la mujer más maravillosa que ha existido, pero, mientras estás embarazada, te hacen sentir que no sos linda ni sexualmente viable. O sos sexy o sos madre. Yo no quise elegir”. Con el tiempo, el estilo se impondría y sería imitado por otras celebridades como Beyoncé, Eva Longoria, Alanis Morissette y Serena Williams, además de por mujeres anónimas en todo el mundo.

Lo que el debate ocultaba era que la increíble figura de Moore en esa portada era la de alguien que estaba entrenando desde el tercer trimestre de su embarazo para su papel de una abogada naval en “Cuestión de Honor” (1992), que empezaría a rodar solo dos meses después del parto. Según narra en sus memorias, ese fue el inicio de años de adicción al ejercicio y de trastornos de alimentación. La actriz se presionó para ponerse en forma apenas nació su segunda hija con Bruce Willis –con quien estuvo casada entre 1987 y 2000 y tuvo a Rumer y a Tallulah, además de a Scout–. A los 28 años, sentía que no podía parar de entrenar: “Era mi trabajo entrar en ese uniforme militar delator que tenía que usar en solo dos meses para ‘Cuestión de Honor’. Estar perfecta para esa película desató en mí una obsesión que me consumiría durante los siguientes cinco años”.

Demi con su primer esposo, Freddy Moore en 1982 Shutterstock

Demi con su primer esposo, Freddy Moore en 1982 Shutterstock

En su libro, Moore cuenta que el excesivo ejercicio hizo que no tuviera grasa suficiente en la leche materna, por lo que Scout no crecía bien y tuvieron que darle fórmula: “Eso me destruyó, pero no podía parar”. Un año después de la icónica y controvertida tapa de Vanity Fair, volvió a posar desnuda con un smoking pintado sobre el cuerpo en la portada de esa revista. “Es un movimiento profesional brillante: anunciar que vuelve a estar en el mercado como sex symbol. Y está mejor que cuando filmó ‘Echale la culpa a Río’ (1984) a los 20”, decía el reportaje, que contaba sus secretos para estar en forma. Moore había contratado al entrenador personal de Madonna y revelaba que se levantaba todos los días a la madrugada para hacer tres horas de bicicleta, running y pesas antes de ir al set de “Cuestión de Honor” y que, al volver a su casa, volvía a encerrarse otras tres horas en el gimnasio. En varias notas de la época se hablaba de la rapidez de su transformación física como “una inspiración” para otras mujeres. Una vez más, nadie mencionaba su calvario.

Demi Moore y Bruce Willis estuvieron casados durante 13 años

Demi Moore y Bruce Willis estuvieron casados durante 13 años

Su siguiente película, “Propuesta indecente” (1993), en la que un millonario interpretado por Robert Redford le ofrecía a su marido –Woody Harrelson– 1 millón de dólares por una noche con ella, la llevó a empujar los límites físicos todavía más: “Tenía que exhibirme de nuevo y solo podía pensar en mi cuerpo, mi cuerpo, mi cuerpo. Dupliqué mi rutina que ya estaba al máximo, eliminé los carbohidratos y me puse a correr, hacer bicicleta y trabajar en cada máquina imaginable de mi gimnasio”.

En realidad, toda su carrera había sido sobre su cuerpo: había posado desnuda por primera vez para la tapa de la revista para adultos Oui cuando todavía era una menor de edad que trataba de dejar atrás los complejos por su estrabismo y su delgadez extrema. “Dije que tenía 18 años, pero tenía 17. Me sentí orgullosa de mi trabajo, aunque, al mismo tiempo, me estaba sumergiendo en un mundo que parecía estar hecho a medida para degradar mi autoestima. Una profesión que se centraba única y exclusivamente en mi cuerpo, mi aspecto y mi talla, algo que solo sirvió para reforzar la idea de que mi valor dependía de mi atractivo físico”. No estaba equivocada: para su primer gran protagónico, en “Te acuerdas de anoche” (1986), junto a Rob Lowe, el director Ed Zwick la convocó con la condición de que adelgazara unos kilos. Algunos críticos dirían después que el film sólo tenía sentido por la cantidad de tiempo que mostraba a Demi desnuda.