"La crisis es de tal magnitud que hay que hacer un alto el fuego"

"La crisis es de tal magnitud que hay que hacer un alto el fuego"

Carlos Gutiérrez, jefe del bloque de diputados que tiene el schiarettismo en el Congreso, asegura que hay argentinos, tanto ciudadanos comunes como dirigentes, que parecen bailar a las puertas del infierno. Cuestionó a quienes salieron a marchar el lunes sin cumplir las medidas de prevención y también le pidió a la oposición que deje de exacerbar el clima político porque la crisis es de una magnitud extrema.

- La semana arrancó con un banderazo masivo en varias ciudades del país. ¿Cómo analiza ese hecho político que son las protestas contra el Gobierno?

- Creo que lo primero que uno tiene que tener muy claro es que los ciudadanos tienen absolutamente derecho a expresarse a favor o críticamente con respecto a un gobierno. Pero la pandemia no es un invento para ocultar nada, sino que es una realidad que golpea a la humanidad y nos golpea a nosotros también y lo hace a destajo, sin perdonar errores. En ese sentido, manifestarse hoy conlleva la irresponsabilidad no sólo de no pensar en sí mismo sino que tampoco se considera lo que puede significar en términos de contagiar a otros. Leía hace unas horas una noticia o la reseña de gente que iba a buscar el hisopado haciendo retroceder en la cola a muchos que no habían estado en la marcha, diciendo que por haber estado en la marcha podrían haberse contagiado. Así cualquiera se manifiesta. Hay un límite hoy impuesto por la pandemia, que no es un invento, que hay que respetar y ser muy cuidadoso cuando uno, a través del ejercicio del derecho a manifestarse, pone a otros en riesgo. Hay mucha gente que se manifiesta por otros medios porque no puede hacerlo de manera presencial. El lunes hemos visto imágenes de gente bailando, sin barbijo y se me viene la imagen de una danza a las puertas del infierno. Me parece una actitud reprochable y lo peor de todo es que muchos dirigentes de un sector de la oposición están no sólo presentes en esas marchas sino que las impulsan.

- ¿Con ese tipo de acciones se tensa más el clima político en un contexto muy complejo del país? Se habla de diálogo pero las acciones parecen ir en otro sentido.

- Nuestra fuerza política siempre ha planteado la inconveniencia de la grieta en un país que ya estaba absolutamente fracasado cuando se fue Macri y que ahora tiene graves problemas por la pandemia. Siempre hemos dicho que mientras esto siga, o las grandes fuerzas de oficialismo y la principal fuerza de oposición sigan en esta lógica el país no va a tener rumbo porque es una dialéctica que lleva cada vez más a procesos de violencia y discusión de temas que no tienen nada que ver con hacer un impasse. Nadie dice que alguien tiene que dejar de cumplir el rol en el cual la sociedad lo ha puesto: el que es oficialismo debe gobernar y el que está en la oposición debe ejercerla. Pero la crisis es de tal magnitud como para hacer un alto el fuego y que, por uno o dos años, intentemos construir un plan que contemple la síntesis de cómo debe salir Argentina adelante. Después se reanudará el ejercicio de la oposición. Ahora, lo que pasa es que la oposición visualiza la pandemia como una oportunidad para volver a ser oficialismo y hay un oficialismo que , a la vez que tiene que estar soportando estas críticas muchas veces fuera de lugar, debería hacer el esfuerzo por encarar un proceso de unidad hasta donde se pueda lograr para encarar los grandes temas nacionales. Si no entramos en esa lógica, el país va a seguir en esta otra, contrapuesta, en la que cada uno actúa desde el lado de la grieta que le corresponde. Muchos nos dicen que no deja de ser una ingenuidad nuestro planteo porque nadie está pensando en buscar ese camino. Nosotros vamos a seguir en la prédica de ese camino porque tarde o temprano se va a llegar a él. Se llegará por convicción, y ojalá sea así, pero también se puede llegar por el peor de los caminos, que es por el camino del desmoronamiento de la institucionalidad. Y que nadie sueñe siendo oposición que va a ser ajeno a las consecuencias de una situación como esa. Lo veo en la Cámara de Diputados: algunos están contentos porque en vez de estar en la fila A para las puertas del infierno están en la fila B y dicen que los que están por entrar al infierno son los de la fila A, pero ellos están en la B y sí o sí el infierno les va a tocar y, sin embargo, persisten en esta lógica. Nosotros no vamos a entrar en esa.

- Con respecto a profundización de la grieta, hay dos proyectos muy importantes en Diputados a la espera de ser tratados y que han causado mucha polémica. Uno es la reforma judicial y otro el impuesto a la riqueza. ¿Cuál va a ser la posición de Córdoba Federal para esos dos proyectos que generan tanta discusión?

- Ya hemos manifestado para ambos proyectos cuál es nuestra posición. Para el primero, la reforma judicial, ni vamos a dar quórum y mucho menos lo vamos a apoyar. Si nos preguntan si estamos o no de acuerdo con que el país necesita una reforma judicial, por supuesto que sí. Pero no en este momento y menos una reforma que se viste de tal y no lo es. Porque nombrar más jueces que fiscales en un sistema como el que se pretende avanzar, que es como el que tenemos en Córdoba, no resuelve la cuestión. Porque desvestir santos para vestir otros tampoco resuelve la cuestión porque no avanza en algo que es una vieja reivindicación del federalismo: que la Ciudad de Buenos Aires se haga cargo de su propia Justicia y no sea el resto de los argentinos los que tengan que pagar todos los costos. Pero aún si estuviera bien planteado el proyecto, creemos que no es el momento, no es esta la oportunidad. Respecto a lo segundo hemos manifestado que si bien entendemos, como lo están haciendo países centrales, que hay una enorme necesidad y que la inversión y el gasto público son extraordinarios. Por eso se está echando mano a este aporte por única vez como lo ha planteado el gobierno nacional. Nosotros no vemos mal ni nos vamos a oponer a esa decisión; lo que sí vemos totalmente injusto es que, por ejemplo, se grave a los empresarios nacionales en sus personas físicas y no a las multinacionales, con la excusa de que no son personas que tengan su radicación en el país. Hay mecanismos para hacerlo, más allá de que seguramente quien me escuche desde el punto de vista jurídico, diría que es atacable. Pero hay maneras de hacerlo, de sortear esta dificultad sin ingresar en una gran inequidad como es que la grandes empresas multinacionales no tributen. Es un planteo que hemos hecho en la Comisión de Presupuesto y vamos a sostener pero entendemos que es necesario ese impuesto.