Reclaman por falta de control en el Corredor del Caldén

Reclaman por falta de control en el Corredor del Caldén

El Corredor del Caldén quedó completamente desprotegido y se encuentra en peligro: advirtieron que ya no hay inspector de Policía Ambiental en la zona. La actual y única guardaparques no cuenta con movilidad para hacer trabajo de campo, por lo que desarrolla tareas administrativas.

 

Puntal realizó un sondeo sobre las actividades de control que la Provincia debería efectuar en el área protegida denominada “Corredor del Caldén”, que se extiende por 665.000 hectáreas en el Departamento General Roca y es la única reserva de un ecosistema a punto de desaparecer en el sur de Córdoba.

A 17 años de su creación por un decreto del entonces gobernador José De la Sota, el Corredor del Caldén no cumple con los objetivos propuestos; sólo se mantiene en pie un convenio con un productor para el resguardo de bosque nativo en la Estancia Ralicó (ubicada a unos 30 kilómetros al oeste de Villa Huidobro) y actualmente la inspección es prácticamente nula o bien se encuentra limitada a lo que pueda hacer la Patrulla Rural, único organismo de control provincial que tiene disposición de movilidad en el territorio de la reserva.

 

Sin recursos para el control

 

Ariel Busso cumplía funciones de inspector de la Policía Ambiental en el Corredor a través de una beca que no fue renovada. En diálogo con Puntal, el hombre confirmó ya no cumple estas funciones.

Desde Mamull Mapu, agrupación ambientalista con sede en Villa Huidobro, señalaron a este medio que estaban al tanto de la situación y manifestaron su preocupación por el futuro de la reserva.

“Prácticamente el área está a la buena de Dios, ahora ni siquiera cuenta con presencia de la Policía Ambiental. Lo que estamos reclamando es que de una vez la Provincia adopte las medidas necesarias para revertir esta situación, de lo contrario el Caldenal seguirá retrocediendo en el sur provincial”, señala Mario Campos, uno de los referentes de Mamull Mapu.

Otras fuentes puntualizaron que la guardaparques de la reserva, Mariana Mateo -que tiene sede en Villa Huidobro- no cuenta con los recursos necesarios y ni siquiera tiene asignado un vehículo. Hace tiempo carece de movilidad para realizar tareas a campo y actualmente la mujer sólo estaría efectuando labores de asesoramiento técnico a productores, una tarea que se aparta mucho del control que se debería realizar en un área de 665.000 hectáreas.

 

Los últimos caldenes

 

Hoy sólo subsisten escasos mojones en buen estado de conservación -bosque puro- en las localidades de Villa Huidobro y Villa Sarmiento.

El Caldenal supone hoy la última reserva de este ecosistema endémico en la provincia de Córdoba y el bosque en buen estado de conservación se limita a no más de 15.000 hectáreas que en gran parte de encuentran en un solo establecimiento rural: Ralicó.

Los propietarios decidieron realizar una tarea de producción sustentable, preservando gran parte del bosque nativo en lo que supone una reserva de gran valor ambiental, pero es prácticamente la única que resiste al corrimiento de la frontera con la agricultura intensiva.

Ambientalistas aseguran que cuando uno comparan las imágenes satelitales del Caldenal de 20 o 30 años atrás, evidentemente se observa una retracción notable de estos bosques y -como están en territorio llano- son suelos que se prestan para la agricultura y entonces corren una suerte incierta.

“La imagen satelital delata con claridad que lo que queda del bosque de caldén son parcelas aisladas rodeadas de un océano de tierras cultivadas; el caso del Caldenal es paradigmático y es un sistema que debe ser protegido, si no en pocos años desaparecerá completamente del territorio cordobés. El Caldenal es un ecosistema totalmente amenazado”, dicen y aseguran que si se pierde el bosque nativo también se perderá la fauna que habita en ellos y los recursos que este bosque brinda al desarrollo humano.

No sólo es una pérdida desde el punto de vista ambiental, sino también desde el productivo: los bosques ayudan a la fertilidad del suelo, controlan las erosiones eólicas y los niveles de agua; además generan ámbitos propicios para la ganadería en épocas de sequía, por lo cual prescindir de ellos traería consecuencias nefastas.