Los cementerios: La ciudad de los muertos, reflejo de la ciudad de los vivos

Los cementerios: La ciudad de los muertos, reflejo de la ciudad de los vivos

Los cementerios fueron y son un lugar de culto a la muerte, mitos, historias fantásticas, pero al igual que en las comunidades de los “vivos” como en toda organización de una localidad, se observa la fastuosidad de algunas construcciones con la humildad de algunos sepulcros. Son como el reflejo paralelo de la construcción social de las comunidades.

Así lo interpreta Ana Clara Picco Lambert, profesora de Historia, historiadora, terminando la licenciatura en Historia, formo parte de una cátedra en Córdoba, en la carrera Historia.

Oriunda de Ucacha, la profesional es parte del libro denominado “Morir no es poco II”, que compila trabajos de otros autores y que en el caso de Lambert centra su investigación en el cementerio San Roque, de su localidad.

Ese lugar, encierra historias de familias, mitos y leyendas. Y una riqueza informativa que se expresa en el entramado de los pasillos, el estilo de sus construcción y hasta la distribución social “de los muertos”.

Picco Lambert, la autora, asume que el cementerio de Ucacha fue un espacio que desde muy pequeña le generaba curiosidad. Es que décadas atrás, y aún subsiste en las pequeñas poblaciones, el ritual de los domingos de ir a visitar a los difuntos.

El recorrer los pasillos, ver las construcciones, y esa estructura que en parte replica la conformación de cada sociedad en particular.

El libro fue presentado meses atrás, pero abrió la puerta a otro proyecto el cual fue hacer visitas guiadas a la necrópolis local que generó mucho interés entre los vecinos. Es que Ana es además integrante de la Comisión de Cultura y fue quien coordinó y llevó a cabo la tarea.

En el inicio del diálogo con este medio, Ana Clara recuerda que desde muy chica el ir al cementerio era parte del ritual familiar de fin de semana. “Vengo de una familia católica practicante. Íbamos todos los fines de semana. Siempre me pareció un espacio muy interesante”.

Durante el transcurrir de la carrera, fue en una de las cátedras y desde el grupo de investigación que posaron su mirada en cuestiones de las memorias “Ahí sugerí qué importante sería ver el tema de las memorias a partir del cementerio, del patrimonio funerario. Cómo se crean y recrean memorias y hasta disputas políticas y de clase dentro del cementerio”.

 

Reflejo de la sociedad

Y profundiza en su análisis exponiendo: “Cómo están distribuidos espacialmente estos panteones habla de un cierto poder socioeconómico de cierta gente que está hablando de una ‘imposición y de una memoria y un discurso que usan los vivos de los muertos para decir miren que importante es esta familia’. Desde la construcción de los panteones, las placas que se colocan”. Lambert recalcó que a pesar de los años transcurridos en las pequeñas comunidades ese “mensaje sigue estando vigente”.

“Todavía la gente, y lo veo en Ucacha, la gente no pierde la costumbre de hacer panteones, más reducidos, con otros materiales, aggiornados a la época, y es un trabajo que presenté hace unos días en Río Cuarto. Sobre cómo las nuevas inmigraciones las dos oleadas inmigratorias que se dieron en la localidad, y que pasan en casi todas las localidades del centro sur de Córdoba: una de 1914 y otra de la segunda posguerra han tratado de imitar una a la otra dentro del cementerio reproduciendo la avenida principal, con los panteones, las nocheras, las grandes plazas”, enumeró la historiadora.

Por ello en su relato que forma parte del libro en la que es coautora con escritores de otras provincias hablan de la “ciudad de los vivos y la ciudad de los muertos”. “Siempre decimos estos conceptos que no son nuestros sino de historiadores franceses decimos que el cementerio es la ciudad de los muertos que reproduce el orden social, político y económico de los vivos”, resumió.

“Quizás las categorías de Pierre Bourdieu para pensar esto de que en los cementerios construye y reconstruye un orden social , y que estos grandes panteones, grandilocuentes, de estilo son una forma de distinción social”, subrayó.

 

Sobre los inicios

Al tiempo que expuso esto no es privativo de Ucacha, sino en ciudades como Córdoba y Río Cuarto este concepto está claramente expresado.

El cementerio San Roque de Ucacha fue fundado allá por el año 1906 y casi al mismo tiempo que el pueblo. Tal como se estilaba en esa época eran ubicados en terrenos alejados del centro urbano, y observando la orientación de los vientos. “Fue el nacimiento de los primero principios higienistas de la época, donde se tenía en cuenta la circulación del viento para que los hedores del cementerio no afectaran a los transeúntes. Se los ubicaba en las postrimerías del pueblo”.

Reflejo de ello es verlos en varias localidades casi ubicados en medio del paraje rural, o a la salida de los pueblos. En las grandes ciudades, el crecimiento de las urbes hicieron que quedaran los cementerios en el macrocentro y hasta rodeados de barrios.

Exhaustiva investigación

Las investigaciones de Lambert sobre el cementerio son exhaustivas y muy amplias. “He podido acceder a información, siendo un pueblo chico que tenemos unos 6.000 habitantes en Ucacha. Yo trabajo la primera mitad del siglo XX, que tenía más o menos la misma cantidad de habitantes. Hay pocas fuentes escritas y las he aprovechado al máximo. He trabajado con partidas de defunción del Registro Civil con el registro de difuntos del cementerio que está en la Municipalidad y por supuesto con los registros orales que nosotros llamamos la nueva historia oral”. Esto último haciendo entrevistas a los descendientes que suman sus datos y documentación en su poder. A todo ello se suma el trabajo de campo, que hace el antropólogo, fotografiar, mediar, habitar el espacio.

 

Historias recopiladas

Aclaró Ana Clara que su objetivo no es profundizar en historias personales o particulares, ni ahondar en leyendas. Pero sí ha hecho otros trabajos abordando la inmigración vasca en Ucacha, que plasmó en un trabajo académico. Para ello contó con el aporte de dos familias vascas que fueron parte de la primera ola inmigratoria, entrevistando a los nietos. La familia Irastorza y Airasca fueron parte de esta investigación.

“Fue reconstruir con el relato oral y recuerdo de cómo las colectividades ritualizaban y entendían la muerte. Esa muerte que habitaba y que estaba altamente ritualizada; la forma de aceptarla y duelarla”. En este punto, Lambert hace una pausa y amplía señalando que en las nuevas corrientes modernas y nihilistas se niega la muerte. “Y al negar la muerte por un presente eterno en el que queremos vivir jóvenes, no se da lugar a la muerte. No hay rituales y por lo tanto tampoco no hay forma de hacer el duelo”, explicitó.

 

Puesta en valor

El trabajo de Ana Clara Picco Lambert tuvo su impacto social. Y desde la comisión de Cultura Municipal de Ucacha, se organizaron visitas guiadas al cementerio. Para conocer de sus estructuras, de su organización.

Sobre cómo surgió el proyecto detalló: “Tenemos que capitalizarlo, algunas lecturas son académicas y queríamos llegar a la gente común y que exista un compromiso con lo propio con lo de uno. Me tocó hacer visitas guiadas del terciario, de primaria, las profesoras de dibujo, estilos arquitectónicos. Es muy interesante en su información”.

En estos recorridos se visualizaron y surgieron historias de los personajes del pueblo. El descubrir que no todo el mundo era católico, que también había masones. Esta el sector de los disidentes, aquellos protestantes o cristianos ortodoxos. O el espacio que se le daba a las personas que se suicidaban, y que décadas atrás se consideraban no podían estar enterradas en tierra santa como lo consideraban a los cementerios.

Ana Clara tiene una fascinación por seguir trabajando y profundizando la temática. Está abocada ahora a repasar partidas por partidas y dar con estadísticas de muertes, las causas, y quienes eran las víctimas más frecuentes, si la gente de campo o de pueblo; si ello tenía relación con el acceso a atención. Son hipótesis que van surgiendo mientras sigue hurgando en los papeles y archivos que celosamente están guardados. “Estoy terminando lo que es todo el año ’20, luego continuaré con el ’30 y’40”.

Su objetivo es plasmar toda la investigación en un nuevo libro.