Navalny fue trasladado a una prisión de Rusia más allá del círculo polar ártico

Navalny fue trasladado a una prisión de Rusia más allá del círculo polar ártico

El condenado dirigente opositor ruso Alexey Navalny, de quien sus familiares y allegados decían no tener noticia desde hace casi tres semanas, está alojado en una colonia penitenciaria en Jarp, en el Ártico ruso, reveló este lunes su vocera.

"Hemos encontrado a Navalny. Está en la colonia penitenciaria número 3 de la localidad de Jarp", afirmó Kira Yarmish en un comunicado.

Añadió que el opositor "va bien" y que su abogado lo visitó este lunes, informaron las agencias de noticias AFP y Europa Press.

Jarp es una pequeña localidad de apenas 5.000 habitantes ubicada en Yamalia-Nenetsia, una región remota del norte de Rusia. Está más allá del círculo polar ártico y alberga varias colonias penitenciarias.

Activista anticorrupción y fuerte enemigo del presidente Vladimir Putin, Nalvany cumple una pena de 19 años de cárcel por "extremismo".

Sus familiares y colaboradores no tenían noticias de él desde principios de diciembre, lo que significaba que acrecentaba las chances de que hubiera sido sacado de la colonia en la región de Vladimir, a 250 kilómetros de Moscú, donde estaba hasta ahora detenido.
 

Foto AFP

Foto AFP


Según el veredicto por "extremismo" pronunciado en su contra, el opositor tiene que cumplir su pena en una colonia de "régimen especial", la categoría en la que las condiciones de detención son más duras y que, normalmente, está destinada a los condenados a cadena perpetua o a los reclusos más peligrosos.

"Desde el principio, se vio claramente que las autoridades querían aislar a Alexey, sobre todo antes de la elección" presidencial prevista para marzo de 2024, remarcó Ivan Jdanov, uno de sus más cercanos colaboradores, en la red X.

Los traslados de un centro a otro en Rusia pueden llevar varias semanas de viaje en tren, por etapas. Y el entorno de los detenidos no está informado durante ese plazo.

La falta de noticias sobre Navalny suscitó preocupación en varios países occidentales y en la ONU.

El Kremlin había negado en todo momento estar al tanto de su situación y condenó las críticas internacionales sobre el caso, que consideró una injerencia en sus asuntos internos.